La tierra estaba húmeda
la carne descompuesta sintió de nuevo la antigua vitalidad hace tanto tiempo perdida
la Noche era benevolente
murciélagos de espejo.
Los gritos de otras épocas volvieron a su mente
La tumba
el ataúd
la noche artificial
tanto tiempo entre las sombras
La sed secular
la sangre
Necesitaba ese rumor escarlata corriendo una vez más entre sus estériles arterias
Ardía en su interior
La sed secular
La sangre
Volvía a estar vivo
Si es que a eso podía llamársele vida
más bien una no muerte
Abrió los ojos
La sed secular.
Exigía ser calmada.
Ángel de Alabastro
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mi Ángel de Alabastro
en Ti todo principia y todo acaba
y no hay en este mundo sino partes de Ti,
oh gran señor del yelmo que refulge.
no existe más morada
...
Hace 12 años
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